Es bien entendido que existen unas cuantas variables a tener en cuenta para que un tatuaje sea considerado algo verdaderamente bello y de la categoría de lo artístico o estético. Entre esas variables reconocemos la calidad o cualidad del trabajo, donde la mano artesana lo es todo, y la influencia de la calidad de los materiales es determinante para un acabado único. También hay que tener en cuenta el concepto del diseño, lo que el dibujo es, si es complejo o sencillo, si esta bueno, si dice algo, si queda bien. Y como para citar otra variable más que nos parece importante pudiendo olvidar otras, el lugar donde se realiza el tatuaje.
Si existe un lugar increíblemente hermoso para hacer un tatuaje, ese lugar sin dudas es la pierna de una mujer. En una metáfora tendríamos que hablar de la más fina tela en la que un pintor puede construir su lienzo. Pues la pierna de una mujer es la vitrina de lujo que podría tener cualquier tatuador para una obra suya. Por supuesto todos los conceptos no quedan bien allí, pero muchos si. Y otros, como los que tienen el encanto de la sensualidad, quedan increíblemente hermosos sobre la pierna de una mujer.
Respecto de la pierna de los hombres, nos parece que los ejemplos que encontramos tratan más de algo crudo y brusco, muy lejos de lo que se encuentra reflejado en el otro caso.
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