No es una novedad asegurar que muchas cosas de la vida cotidiana están cargadas de un simbolismo excendente a lo que son las cosas realmente. Las personas, en nuestras comunidades, y en un pensamiento como sociedad solemos atribuir conceptos a las cosas más allá de lo que estás cosas sirven o significan realmente. Es por eso que soñamos con la libertad por ejemplo, cuando vemos volar una paloma blanca, o creemos aún más en el amor cuando nos regalan una flor.
Respecto de las cosas del exterior, y también respecto de las partes de nuestro cuerpo. Atribuimos la pasión al corazón cuando este solo es una bomba de sangre y todo lo fantaseado ocurre en nuestra cabeza, es tan intensa esta creencia que muchas veces al sufrir sentimos el dolor en el pecho que en logar de en el cerebro. En este sentidos las manos ocupan un simbolismo enorme. Ellas son fiel entendimiento del trabajo de la humanida, del progreso, del desarrollo, de las caricias, del trabajo, del arte, y seguramente de muchas otras cosas que no conocemos o que estamos olvidando.
Es muy interesante desde este sentido simbólico los tatuajes sobre las manos. Porque son simbolos que se unen a la herramienta más poderosa que tiene directamente otra persona. Y que dice mucho más en sociedad que el aspecto que pueden tener sus ropas o el origen de su nombre o apellido.
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