El amor es una de las experiencias más intensas de la vida, es realmente algo maravilloso. Todas las personas nacen con la necesidad de experimentar el amor, tanto en sentirlo, en recibirlo, como en ofrecerlo, dárselo a otra persona. Cuando somos niños, a pesar de experiencias aisladas que significan que naturalmente somos seres de amor, la relación con nuestra familia alimenta gran parte de la necesidad de amor, pero siempre algo queda sin cumplirse. A medida que vamos creciendo comenzamos a tener una necesidad más fuerte, tal vez porque ya la familia la sabemos acostumbrada y las nuevas metas aparecen en la mente como energía irrefrenable, que nos trae mucha alegría pero que a veces también muchas veces nos duele.

Se puede reflexionar acerca del amor, podemos procesar y buscar verdades dentro de lo que sentimos. Si podemos hacer esto, pero también pensamos que las verdades del amor son siempre evidentes, tanto, que la mayoría de las veces nos cuesta aceptarlas y hacerla parte de nuestra vida, porque el amor siempre implica una voluntad, un sacrificio, un entendimiento, un encuentro, y estas cosas a veces se complican. Todo lo que sentimos con intensidad son verdades en el amor, porque el mismo son emociones, a veces es dificil discernir lo que sentimos.

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