Las postales fueron siempre una costumbre muy buena que tuvieron los viajeros para comunicarse con imágenes con aquellos seres queridos que quedaron atrás en el camino. Porque la misma significa una carta pero que tiene en la parte de atrás una de las fotografías más importantes y representativas de todo la ciudad. Puede ser la Torre Eiffel de la ciudad de París, el arco del triunfo, los canales de Venecia, la Gran Pirámide de Giza en Egipto.
Imaginen en años anteriores cuando las comunicaciones no eran tan avanzadas que te llegara la postal de un hijo que se encontraba recorriendo toda Europa, las distintas fotografías seguramente le hacían sentir a los padres parte de lo que sus hijos estaban viviendo a kilómetros de distancia de su hogar. Muchas ciudades no son conocidas por todo y una postal puede representar en parte su magnificencia.
En la actualidad las postales se han convertido en souvenirs que uno se trae de las ciudad que visita en lugar de enviarlas para avisar a alguien. Ahora para avisar tenemos la mensajería instantánea y una tendencia a utilizarla mayor a cualquier otra cosa, cuasi-involuntaria. Las postales las guardamos en algún lugar de la maleta procurando que no se doblen y no se rompan.
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