Las manos humanas son verdaderas herramientas de creación y destrucción que tienen la ventaja de todo un desarrollo evolutivo gracias a los mamíferos que buscaban desplazarse por todo tipo de terrenos. Una extremidad completamente curtida con la vida misma pero que también se fue puliendo y haciendo de motricidad más fina gracias a la vida en sociedad y entendiendo que en el virtuosismo se escondía el éxito.

En este sentido, los dedos se fueron afinando y ganando movimientos más finos, la sociedad permitió esto ya que no necesitábamos chocarlos contra las ramas de los arboles para no caernos. Estos comenzaron a perder fuerza pero ha hacerse más delicados y mucho más útiles para tareas de gran coordinación. Ya no debían sostener el peso del cuerpo por lo que las muñecas y el antebrazo siguieron el mismo destino estilicidio de los dedos.

Comprendemos la importancia del dedo pulgar ya que es el dedo que permite apresar los objetos y mantener más firme en la mano. El resto de los dedos continua la acción pero también permiten otros movimientos. Las uñas también son formas de agarrar cosas que cada vez sirven menos. En otras etapas de la historia es probable que los humanos hubieran tenido uñas muy duras, fuertes, largas y puede que también peligrosas para con otras especies.