La historia de Jesucristo ya ha sido demostrada en incontables oportunidades como verdadera, a pesar de algunos detalles dificiles de corroborar y con un sentido místico que seguro escapan a los hechos como fueron. Lo cierto es que Cristo fue un gran profeta que vivió hace dos mil años en un mundo muy marcado por la violencia y por el autoritarismo de la fuerza. El legado de Cristo, su vida, es realmente muy grande e importante y notablemente muy pocas personas han estado a la altura de lo que esto significa, ni su propia iglesia con todos los recursos del mundo fue capas de recrear y emular el legado de bondad, corazón y solidaridad que Cristo dejo para todos los que creyesen en él.
En este contexto, para explicar, Cristo fue un revolucionario que se opuso a las autoridad violenta de Roma sobre su cultura, pero no lo hizo a través de la guerra sino con un arma mucho más fuerte, que siempre le gana a la guerra, esto fue la promulgación de la paz y la bondad como un estilo de vida sublima, algo que los romanos no estaban ni cerca de comprender y que los asustaba porque volvía a las grandes masas en su contra. Al final el imperio tuvo que ceder ante la voz del pueblo y la palabra de Jesucristo se institucionaliza doscientos años después de su muerte como una autoridad en el mismo corazón del imperio.
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