La felicidad es una actitud para con la vida que muchas personas se proponen alcanzar pero que realmente no todas se ven interesadas en ella. Para alcanzar la felicidad solo existen dos caminos que fluyen juntos y que necesariamente se necesitan los dos. El primero de ellos es la superación personal, la iniciativa de desear ser mejores personas, en todos los sentidos, a partir del amor, el entendimiento, la bondad y la fuerza del corazón. Este es un camino más que especial que no solo trae felicidad sino también muchas otras cosas, una recompensa gigante, enorme.
El otro camino a tener en cuenta es el de aprender a valorar lo que tenemos, aprender a valorar la vida podría resumirse. Esta es una impronta que a muchos les cuesta más, incluso más que el crecer, porque la vida a veces nos ofrece cosas ocultas en lo sencillo, y esto muchas veces peca por pasar desapercibido. Cuanto más aprendemos a valorar la vida, con más ímpetu y más seguridad tomamos decisiones, ya que más claras son las cosas al saber que es lo que realmente queremos para nosotros mismos y para las personas que nos rodean.
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