La bienvenida es un momento muy especial, todo el sentimiento vuelto de la despedida. Que bello es en verdad recibir a alguien que nuevamente regresa y que se da la situación de ser quienes nos encontremos allí para recibirlo.
Toda bienvenida es un momento de encuentro y que si el ser que regresa es querido vale dejar un tiempo las actividades de lado, para hacer de este tiempo un recibimiento como corresponde, un encuentro con comida, bebida, otras companias, anécdotas y por supuesto nuevas historias. Si uno por trabajar y perseguir el éxito se pierde de este tipo de cosas, nos encontramos realmente en una situación lamentable y en un pobre entendimiento de aquello que es sublime y verdadero.
El encuentro con alguien que hace mucho que no vemos nos deja en la ventaja de renovadas energías para continuar para delante. Y el interés por el bienestar en otro es un gesto que siempre vuelve y que muchas veces nosotros mismos estamos demandando de nuestros cariños más próximos.
En virtud de las buenas energías el encuentro es un ritual que hay que celebrar, no hacerse cargo implica empobrecerse y perder la brújula que indica para que uno vive.
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